jueves, 28 de enero de 2010

Pornografía poética o el deseo de una niña caprichosa

Púnzame el alma,
quiébrame el pecho,
tómame a la fuerza
penétrame, te lo ruego.

Que mis manos traduzcan
lo que pretendo en este verso
hacer con tu boca
sobre uno de mis pechos.

Que tu lengua reproduzca
mis más oscuros deseos,
que se pierdan en mis manos
que se enciendan en mi pelo.

Que tu hombría me desgarre
de los pies a la cabeza
y que tus ojos acompañen
el vaivén contra la mesa.

Que al momento de seducirme
arremetas por completo
contra la pared de la cocina
acabemos deshechos.

Y que pierda por completo
el control de mis deseos,
que jadee, que grite,
y te haga lo que no debo.

Que me pierda en las sábanas
que me liberes de esto,
que me muerdas los labios
que me lamas el cuello.

Y que yo, con gusto,
te rasguñe el cuerpo entero
y te deslices dentro mío
que te pierdas por completo.

Que tu sudor hidrate
mis piernas que te sujetan
y en el balcón, de un tirón,
me dejes perpleja.

Eso es lo que quiero,
cada vez que te miro,
quiero que me dejes extasiada,
que me dejes sin respiro.

Y es que te quiero como te quiero
porque no puedo tenerte,
ni en mi alma, ni en mi lecho
Pues eres tú quien no quiere.

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